¿Te acordás de los bailes de barrio? El Cambá Cuá, Bº Libertad, Celia, Chiquita, Sur… con la infaltable lata de sangría; los bailes de agua, a la siesta, con los tachos de 200 litros, jugando con baldes y poca o nada de chupitas…
Los corsos en las avenidas, donde íbamos en familia, aunque más no sea, para caminar y mirar, de ojito, si no teníamos para la tribuna. Pero disfrutábamos del paseo, el carnaval, en definitiva.
Se defendía lo nuestro y era casi prohibitivo copiar lo brasilero, salvo los ritmos de percusión, porque nos sentíamos distintos y mejor. Cantábamos y bailábamos junto a las bandas de música: la marcha de la comparsa y temas de moda o de acuerdo con el tema. 200 o más percusionistas y 20 o más instrumentos de viento, dirigidos por Vicente Palanca, el gordo Alonso, entre otros.
Hoy tenemos “samba enredo” y un predio vallado, aislado del pueblo. ¿Pueblo? Palcos Vips y los acomodados de siempre.
Sin embargo, no todo está perdido: los corsos barriales, aunque sean de menor calidad, pero donde nos sentimos como en aquella época.
Cada vez más, la brecha entre ricos y pobres. Capacidad para 10.000 personas, contra las 100.000 de las avenidas.
Ni hablar de las majestuosas carrozas (aquella con cascada de Copacabana), obras de arte!!! Y los barrios dónde están? Y sus reinas? La comparsas humorísticas: Los Dandys, Los Osos…
En fin. Habría tantas cosas por recuperar. Asumamos los errores y produzcamos el cambio, para, así, recuperar la identidad y el verdadero título de CAPITAL DEL CARNAVAL.
Los corsos en las avenidas, donde íbamos en familia, aunque más no sea, para caminar y mirar, de ojito, si no teníamos para la tribuna. Pero disfrutábamos del paseo, el carnaval, en definitiva.
Se defendía lo nuestro y era casi prohibitivo copiar lo brasilero, salvo los ritmos de percusión, porque nos sentíamos distintos y mejor. Cantábamos y bailábamos junto a las bandas de música: la marcha de la comparsa y temas de moda o de acuerdo con el tema. 200 o más percusionistas y 20 o más instrumentos de viento, dirigidos por Vicente Palanca, el gordo Alonso, entre otros.
Hoy tenemos “samba enredo” y un predio vallado, aislado del pueblo. ¿Pueblo? Palcos Vips y los acomodados de siempre.
Sin embargo, no todo está perdido: los corsos barriales, aunque sean de menor calidad, pero donde nos sentimos como en aquella época.
Cada vez más, la brecha entre ricos y pobres. Capacidad para 10.000 personas, contra las 100.000 de las avenidas.
Ni hablar de las majestuosas carrozas (aquella con cascada de Copacabana), obras de arte!!! Y los barrios dónde están? Y sus reinas? La comparsas humorísticas: Los Dandys, Los Osos…
En fin. Habría tantas cosas por recuperar. Asumamos los errores y produzcamos el cambio, para, así, recuperar la identidad y el verdadero título de CAPITAL DEL CARNAVAL.
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