ESE PRIMER DIA DE CLASE
EL SOLO HECHO DE COMENZAR A ESCRIBIR SOBRE ESTE TEMA YA ME PONíA NERVIOSO, ANSIOSO, TAL VEZ SEA LA CORRECTA PALABRA…
PUES ERA LA PRIMERA VEZ QUE IBA A AUSENTARME POR VARIAS HORAS DE MI CASA, Y POR ENDE… DE MIS PADRES…Y ESTO REALMENTE, ME PREOCUPABA DE SOBRE MANERA
PERO LLEGO… ESE PRIMER DÍA DE CLASE,…EN LA VIEJA Y QUERIDA ESCUELA DE MI BARRIO, LA 207, BERNARDINO RIVADAVIA, SÍ…AQUELLA QUE AUN EXISTE Y SE LLAMA 607…
Y MI MADRE…QUE ME HABIA INSCRIPTO TURNO TARDE, YA ADELANTO LOS QUEHACERES DIARIOS PORQUE DEBÍA LLEVARME AL ESTABLECIMIENTO ESCOLAR…Y CON LO APEGADO A ELLA QUE YO ERA…SEGURMENTE YA IBA PREPARADA PORQUE SABIA LO QUE PODIA ACONTECER…Y ACONTECIO NOMAS….
RECUERDO QUE AQUELLA TARDE, NO QUERÍA QUEDARME SOLO…Y ESE PRIMER DIA, TODO EL TIEMPO MI MADRE DEBIO HACERME COMPAÑÍA…ELLA, SENTADA EN LA GALERIA…MIENTRAS YO, EN EL SALON DE CLASES…
MI PRIMER MAESTRA? …COMO NO RECORDARLA??,.. FUE MI SEGUNDA MAMÁ, COMO ERAN LAS MAESTRAS DE ENTONCES, ELLA ERA LA MAESTRA DE INFANTIL, SEÑORITA ELENA….NUNCA LA OLVIDÉ…FUE ALGUIEN QUE NUNCA USO EL PUNTERO, COMO OTRAS MAESTRAS CONTRA NINGUNO DE NOSOTROS, Y QUE CON ESE CONTADOR GRANDE DE MADERA Y DESDE EL FRENTE NOS ENSEÑABA A CONTAR LOS PRIMEROS NUMEROS,
PENSAR QUE CUANDO ME ACOSTUMBRE A QUEDAR SOLITO, INICIAMOS CON LA SEÑORITA ELENA UNA RELACION INOLVIDABLE, PUES CONMIGO NO TUVO QUE LIDIAR MUCHO, PORQUE ANTES DE INGRESAR A LA ESCUELA YA MI PADRE, QUE TAMBIÉN ERA MAESTRO, ME HABÍA ENSEÑADO A LEER Y ESCRIBIR Y DE ESA MANERA ME FUE FÁCIL PASAR LUEGO A SUPERIOR,
TAMBIÉN RECUERDO HABER SALIDO “PRIMER ALUMNO”…AUN HOY ME RECUERDA ASÍ EL LIBRO DE “LA ISLA DEL TESORO”, QUE ME HABIAN REGALADO PARA PERPETUAR AQUELLO, CON DEDICATORIA Y TODO POR PARTE DE LA MAESTRA. ..SI HASTA VARIAS VECES EN EL AÑO FIGURE EN EL CUADRO DE HONOR DEL GRADO Y CON ORGULLO OFICIE DE ESCOLTA DE NUESTRA ENSEÑA PATRIA, TAMBIÉN MUCHAS VECES…
RECUERDO A MUCHOS DE MIS COMPAÑERITOS DE INFANTIL, CON LOS QUE JUGUE EN LOS RECREOS, CIERRO LOS OJOS Y ME VEO…CON MI GUARDAPOLVOS BIEN BLACO, PUES MAMA ME LO HABIA PREPARADO CON UN CUBO BLANQUEADOR AL QUE LO LLAMABAMOS “AZUL” Y LUEGO ALMIDONADO CON ALMIDÓN COLLMAN,…
LUCIENDO MI CORBATA AZUL CON ELÁSTICO, CON MI INMENSO PORTAFOLIOS DE CUERO, QUE GUARDABA CELOSAMENTE AL CUADERNO GORDO MARCA “LAPRIDA” FORRADO CON PAPEL ARAÑA AZUL Y CON CINTA ROJA Y UN PROLIJO MOÑO…
CON LA CARATULA DEL PRIMER BIMESTRE…Y EL CUADERNO DE COMUNICACIONES…EL PAPEL SECANTE,
AQUELLA CARTUCHERA CON EL COMPÁS, EL SEMICÍRCULO, EL SACAPUNTAS Y EL BORRADOR PARA TINTA Y LÁPIZ, ATADO AL JHON FABER NEGRO, LA LAPICERA FUENTES, LOS PAPELES DE LUSTRE Y MI JUEGO DE ACUARELAS PELIKAN, EL SIMULCOP, EL LIBRO “AGUATERITO” EL DICCIONARIO Y EL MANUAL “KAPELUZ” Y ESE SKIPY MARRON A ESTRENAR…
Y COMPLETANDO MI ATUENDO EL JARRITO DE PLÁSTICO DESPLEGABLE DE 3 CUERPOS POR SI TENIA SED, LUEGO DE HABER SABOREADO EN LA CANTINA, EN EL RECREO MAS LARGO, ALGUNAS GOLOSINAS DE LAS DE ENTONCES…ENTRE LAS QUE ME GUSTABAN, LAS TUTUCAS, LAS GALLETITAS MANON Y A ELEGIR ENTRE LOS CARAMELOS MISKY O ALGUNOS CHUPETINES MARCA TATIN….
YA UNA VEZ QUE ME HICE AMIGUITOS, ME QUEDABA SOLO Y HASTA EXTRAÑABA AQUELLOS DIAS EN LOS QUE NO HABIA CLASES…
SI HASTA AUN HOY CUANDO PASO POR CERCA DE MI ESCUELA ME PARECE OÍR LA CAMPANA DEL RECREO, QUE NOS LLAMABA A SALIR A JUGAR
¿CUÁL HABRÁ SIDO MI ÚLTIMA MBOPA JUGADA? ¿POR QUIÉN HABRÁ QUEDADO EL CONTAGIO?..¿CUAL HABRA SIDO MI ÚLTIMA RAYUELA DIBUJADA CON LADRILLO COLORADO EN SUS PISOS?...DÓNDE HABRÁ QUEDADO GUARDADO MI PUNTO,…PARA SEGUIR JUGANDO ALGUN DÍA…
¿POR QUIÉN HABRA QUEDADO ESE ÚLTIMO “HUEVO PODRIDO” JUGADO CON MIS COMPAÑERITOS,… SI HASTA HOY SE ME HACE QUE VIVO JUGANDO A “LA ESTATUA” Y QUE EL TIEMPO NO HA PASADO……
AUN SIGUE AHÍ MI ESCUELITA, AUN SIGUEN ADENTRO MIS RECUERDOS, AUN HOY, CUANDO PASO POR ENFRENTE ME PARECE OIR ENTONAR “LA MARCHA AURORA” MIENTRAS SE IZA LA BANDERA Y “LA MARCHA DE SAN LORENZO” AL ARRIAR NUESTRA HERMOSA AZUL Y BLANCA
SÍ…AQUELLA MISMA A LA QUE LE PROMETEMOS PRIMERO Y LUEGO EN EL SERVICIO MILITAR JURAMOS DEFENDERLA CON LA VIDA,
AQUELLA MISMA A LA QUE TODOS COMENZAMOS A QUERERLA DESDE NUESTRA PRIMERA ESCUELTA, A LA QUE NUNCA OLVIDAMOS…COMO A LA PRIMERA NOVIA…
FRANCISCO
sábado, 27 de febrero de 2010
viernes, 26 de febrero de 2010
TE ACORDÁS?... POR MARIO PERGOLINI
Dedicado a los niños que comienzan o continúan las clases. Pero, también a los padres y docentes, que vivieron toda esa época. En especial a los docentes, con el deseo de que este año logren un salario digno. Ya que ser docente no es un trabajo más, es más trabajo...
domingo, 21 de febrero de 2010
viernes, 12 de febrero de 2010
¿Y LA IDENTIDAD DEL CARNAVAL?
¿Te acordás de los bailes de barrio? El Cambá Cuá, Bº Libertad, Celia, Chiquita, Sur… con la infaltable lata de sangría; los bailes de agua, a la siesta, con los tachos de 200 litros, jugando con baldes y poca o nada de chupitas…
Los corsos en las avenidas, donde íbamos en familia, aunque más no sea, para caminar y mirar, de ojito, si no teníamos para la tribuna. Pero disfrutábamos del paseo, el carnaval, en definitiva.
Se defendía lo nuestro y era casi prohibitivo copiar lo brasilero, salvo los ritmos de percusión, porque nos sentíamos distintos y mejor. Cantábamos y bailábamos junto a las bandas de música: la marcha de la comparsa y temas de moda o de acuerdo con el tema. 200 o más percusionistas y 20 o más instrumentos de viento, dirigidos por Vicente Palanca, el gordo Alonso, entre otros.
Hoy tenemos “samba enredo” y un predio vallado, aislado del pueblo. ¿Pueblo? Palcos Vips y los acomodados de siempre.
Sin embargo, no todo está perdido: los corsos barriales, aunque sean de menor calidad, pero donde nos sentimos como en aquella época.
Cada vez más, la brecha entre ricos y pobres. Capacidad para 10.000 personas, contra las 100.000 de las avenidas.
Ni hablar de las majestuosas carrozas (aquella con cascada de Copacabana), obras de arte!!! Y los barrios dónde están? Y sus reinas? La comparsas humorísticas: Los Dandys, Los Osos…
En fin. Habría tantas cosas por recuperar. Asumamos los errores y produzcamos el cambio, para, así, recuperar la identidad y el verdadero título de CAPITAL DEL CARNAVAL.
Los corsos en las avenidas, donde íbamos en familia, aunque más no sea, para caminar y mirar, de ojito, si no teníamos para la tribuna. Pero disfrutábamos del paseo, el carnaval, en definitiva.
Se defendía lo nuestro y era casi prohibitivo copiar lo brasilero, salvo los ritmos de percusión, porque nos sentíamos distintos y mejor. Cantábamos y bailábamos junto a las bandas de música: la marcha de la comparsa y temas de moda o de acuerdo con el tema. 200 o más percusionistas y 20 o más instrumentos de viento, dirigidos por Vicente Palanca, el gordo Alonso, entre otros.
Hoy tenemos “samba enredo” y un predio vallado, aislado del pueblo. ¿Pueblo? Palcos Vips y los acomodados de siempre.
Sin embargo, no todo está perdido: los corsos barriales, aunque sean de menor calidad, pero donde nos sentimos como en aquella época.
Cada vez más, la brecha entre ricos y pobres. Capacidad para 10.000 personas, contra las 100.000 de las avenidas.
Ni hablar de las majestuosas carrozas (aquella con cascada de Copacabana), obras de arte!!! Y los barrios dónde están? Y sus reinas? La comparsas humorísticas: Los Dandys, Los Osos…
En fin. Habría tantas cosas por recuperar. Asumamos los errores y produzcamos el cambio, para, así, recuperar la identidad y el verdadero título de CAPITAL DEL CARNAVAL.
lunes, 8 de febrero de 2010
CARLOS MACIEL EN NUESTRO PROGRAMA
jueves, 4 de febrero de 2010
EDUARDO GALEANO... UN CAPO!
Eduardo Galeano, periodista y escritor Uruguayo (Para mayores de 40) Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.. No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo. ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades. ¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos! ¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida! ¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza. Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces. ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica. ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista? ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros? Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII) No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor..... Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'. Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo. Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron? En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos! ¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor. Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín. Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'. Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!! Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella. Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour. Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. Eduardo Galeano
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